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Joan Fageda cumple diez años al frente de la Alcaldía de Palma, a la que accedió por primera vez en el año 1991 tras ocho años en la oposición. Muchas cosas han cambiado pero, tal vez, lo más positivo sea que siguen ejecutándose múltiples actuaciones para modernizar las principales infraestructuras. Como reconoce el propio alcalde, queda aún mucho camino por recorrer y ahí están el Parc de ses Estacions, realmente mejorable, la cuña verde, el Plan de Excelencia de la Platja de Palma y otros muchos proyectos.

En el haber de Fageda hay que sumar, sin lugar a dudas, haber conseguido eliminar aquella sensación de permanente inseguridad ciudadana y dotar a la ciudad de múltiples equipamientos urbanos, a los que hay que añadir la potabilizadora de Son Tugores y las instalaciones deportivas construidas para la celebración de la Universiada de 1999, destacando el estadio de Son Moix y las piscinas de Son Hugo.

Pero también hay que contabilizar algunas lagunas. No han faltado las críticas a la política cultural y a la excesiva proliferación de obras en el casco antiguo, con las consiguientes molestias para los vecinos.

No obstante, la actitud abierta y dialogante de Joan Fageda, así como su espíritu emprendedor, hacen que haya sido capaz de llevar a cabo una compleja y difícil modernización de Palma y a la vez evitar crispaciones excesivas, pese a las lógicas discrepancias políticas.

Fageda ha tomado muchas decisiones y, por supuesto, no todas han sido acertadas, pero es indudable que Palma ha mejorado sensiblemente. Gracias a su gestión y a la de sus equipos de goberno, gracias a la necesaria crítica de la oposición y gracias a la participación de los colectivos ciudadanos, que han impulsado muchas de las mejoras de Palma. Una ciudad se construye con las aportaciones de todos, con lo que hicieron quienes precedieron a Fageda y lo que harán quienes le sucederán, pero es indudable que los diez años de Fageda arrojan un balance satisfactorio.