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«Es lamentable y asombroso que Mallorca no posea un museo marítimo», indica el anticuario especializado Emilio Aleman, quien alerta asimismo del riesgo de fraude que atañe a los mercadillos de objetos náuticos, ante la abundancia de réplicas falsificadas procedentes de Asia. Emilio Aleman, vicepresidente de la Asociación de Amigos del Museo Naval de Madrid, ofreció recientemente una conferencia en la Fundació «La Caixa», organizada en el marco de la Fira Antic Art 2001.

El extenso mundo de las antigüedades náuticas, desde los orígenes de la navegación; el análisis específico de las antigüedades náuticas procedentes de los instrumentos de los buques y el panorama del mercado actual, estructuraron la conferencia. Aleman también se refirió a la carencia de un museo marítimo en Mallorca, hecho que calificó de «lamentable y asombroso» y denunció la falta de sensibilidad patrimonial que refleja esta ausencia por parte de la clase política. Así, señaló: «Es incomprensible que una isla tan unida a la civilización mediterránea, eje de históricas rutas marítimas, no posea un museo marítimo». Al respecto, recordó el que existió entre 1951 y 1971 ubicado en el Consolat de Mar, por su interesante colección expuesta y referencia imprescindible del pasado naval balear.

Emilio Aleman indicó que hasta el desarrollo del ferrocarril a partir del siglo XIX, la navegación marítima constituía el principal medio de transporte y contacto comercial internacional. Entre las piezas de colección más interesantes que se pueden obtener de los diversos períodos históricos, destacó los astrolabios astronómicos y náuticos, inexistentes éstos en los museos nacionales tras su eliminación por obsoletos, (en triste comparación con el celo conservacionista demostrado por otros países como Portugal, en cuyo museo de Lisboa se conservan 16 ejemplares).

Durante años la Associació d'Amics del Museu Marítim reivindicó el antiguo edificio de Trasmediterránea en Palma como sede idónea para ubicar un museo marítimo, tras ser descartados los proyectos de Ses Voltes y el Baluard de Sant Pere. Pero, al no haberse alcanzado ningún acuerdo con la Autoritat Portuària, se frustró toda posibilidad. Recientemente el consistorio de Sóller ofreció el oratorio de Sant Elm para acoger la instalación. Por otra parte, Aleman alertó asimismo del riesgo de fraude existente en determinados mercados náuticos ante la proliferación de réplicas de calidad procedentes de Asia. Tambien destacó la cotización exagerada que han alcanzado los barcos de juguete frente a los objetos históricos. Entre éstos, destacó los intrumentos de medición, como sextantes y cronómetros; atlas náuticos, portulanos y ópticas.