La mayoría de jóvenes confiesan que prefieren ver programas de la televisión a coger un libro y leer. Foto: J.A.

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A tenor de lo que pudimos ver ayer, parece ser que la siguiente generación a la que hoy está en los cursos finales de ESO leerá algo más que ésta, que sin tratar de descubrir nada del otro mundo lee bastante menos de lo que podríamos imaginar. Vamos, que está a la altura de lo que leen los españoles en líneas generales, que comparados con otros ciudadanos del mundo es más bien poco. Pero, como decimos, parece que los que vienen desde abajo llegarán algo más motivados.

Ayer estuvimos en el Colegio del Sagrado Corazón. Y estuvimos en tres de sus clases: tercero y cuarto de ESO y tercero de educación infantil, o sea, niños y niñas de cinco años. Por lo que nos contaron, a los mayores les sigue tirando más la televisión que la lectura, sobre todo a los de tercero, que, salvo unos pocos, leen libros de aventuras, románticos y de terror, y entre esos pocos tres o cuatro leen entre ocho y diez libros al año. «Las cenizas de Àngela» es uno de los leídos. Los demás, televisión: series, como «Compañeros», telefilmes, películas, y los menos, «Gran Hermano».

En cuarto curso, aunque no mucho, la cosa varía. Hay quienes leen "sobre todo dos alumnas" una docena de libros al año, entre otros, «La casa de los espíritus», «Viven» y «El paciente inglés», que luego, cuando las ven en el cine reparan enseguida que es mucho mejor la novela. En líneas generales les sigue tirando más la televisión, y menos Internet, que sólo utilizan «los que lo tenemos» como buen informador de futuras lecturas, «porque leer libros a través de Internet "apunta una alumna" no es lo mismo que leer el libro tradicional, el de papel».

También, en líneas generales, a la hora de distribuir sus pagas semanales, casi todo el dinero se va al ocio. «Los libros, que nos los regalen, o si no, los leemos en la biblioteca, porque comprarlos..., muy pocas veces». En cambio, los más pequeños dedican tiempo a la lectura, ya bien en el rincón que tienen en la clase, ya bien en la pequeña biblioteca que está fuera del aula. Es más, no sólo eso: tambiém han aprendido a cuidar los libros, a los que, tras leerlos, dejan en el lugar que los encontraron. Son, generalmente, cuentos o bien libros sobre temas que tienen que ver con el trabajo cotidiano.