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La procesión del Silencio, tercera de la Semana Santa palmesana, registró una gran participación de cofrades. Se inició en la Plaça del Hospital para dirigirse por céntricas calles hasta la Plaça Porta de Santa Catalina, junto al templo de Santa Creu. Allí se congregó numeroso público para presenciar la salida del Cristo de Santa Cruz, que goza de gran fervor popular en la barriada de Sant Pere.

Poco antes, en el portal mayor se situó la imagen del Cristo de Santa Cruz y en la calle los pasos de «Jesús en la columna» y «La Dolorosa». Junto a la Virgen, alineados, presenciaron el paso del desfile su escolta de honor, compuesta por miembros de la hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios, que saludaron con el guión el paso de todos los estandartes. Destacó por su nutrida representación de cofrades y monaguillos la cofradía Jesús del Buen Perdón, cuyos diputados de tramo, al pasar frente al Cristo, inclinaron sus varales en señal de respeto. Aportaron sus bandas Groc i Verd y la Agrupación Musical, que despertó gran admiración por su orden y marcialidad.

La cofradía de la Salud repartió estampas de la Virgen y uno de sus representantes portó el libro de actas, un elemento casi inédito en las cofradías de Palma. La Cruzada del Amor Divino ha hecho gala en todos los desfiles, al igual que la de El Silencio de Montesión, de congregar cada día a la mayoría de sus penitentes.

La Agrupación de penitentes Cristo de la Agonía por reunir muchos elementos es digna de tener en cuenta. Uno de ellos es su banda de timbales. Vale la pena fijarse hoy con el ritmo que imprimen mientras desfilan, pues es diferente y muy peculiar. Cerró la procesión la cofradía de Santa Cruz seguida de La Dolorosa, escoltada por miembros de la legión, «Jesús en la columna», el Cristo de Santa Cruz, portado a hombros por hombres y mujeres y la Agrupación Musical de Santa Cruz.