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P. C./N. D.
El president del Govern, Francesc Antich, expresó ayer su convencimiento de que las direcciones del PP deben realizar «un ejercicio de autocrítica y depurar responsabilidades» ante lo que calificó de «pruebas cada vez más consistentes» sobre la supuesta implicación de Jaume Matas, en los «casos Mapau y Bitel». Al parecer, esta nueva prueba del «caso Bitel, surgió después de que el perito informático del Govern estudiara la información del volcado del disco duro del Govern, que le había facilitado el juez. De esta forma descubrió la existencia de un documento interno del PSOE relativo a las elecciones primarias del partido.

El perito remitió una carta al juez en la que le llama la atención sobre este hecho ya que el documento en cuestión quedó descargado en el ordenador de un funcionario, y no en el del jefe de Gabinete de Matas, como ayer se publicó por error. Antich dijo que la entrega al Juzgado de nuevos documentos que supuestamente evidencian la ejecución de un espionaje electrónico al PSOE por parte del anterior Govern balear, «dejan al anterior Ejecutivo y a su máximo responsable en una situación «difícil». Pese a ello, continuó, «no veo que el PP dé una argumentación sólida» para refutar estos datos, por lo que pidió que, ante la aparición de «evidencias cada vez más graves», los populares realicen un mayor «ejercicio de autocrítica».

El presidente del Govern dijo desconocer si actualmente el PSOE balear cuenta con más pruebas que supuestamente impliquen al anterior gobierno en este espionaje electrónico, pero aseguró que «nuestros abogados siguen trabajando» y que, al final, «serán los jueces los que pongan a cada uno en su sitio».

Francesc Quetglas, a quien pertenecía el documento supuestamente pirateado, recordó ayer que, en la época en que presidía la Comissió Insular d'Urbanisme recibió más de 100 correos electrónicos, de los que Bitel tiene constancia de unos 60. Consideró que la aparición de este texto referido a las primarias es una «prueba incontestable» de que su ordenador fue espiado ya que recordó que el texto en cuestión jamás llegó a imprimirse. Quetglas añadió que esto desmonta la explicación que en su momento dio el funcionario, quien dijo que jamás había abierto los correos. «Ahora se demuestra que tuvo que abrirse y que guardarse una copia».