TW
0

Interviú saca esta semana un reportaje de dos mujeres que se conocieron en la cárcel de Palma. La noticia podría haber pasado desapercibida ya que hoy en día es normal ver parejas del mismo sexo que formalizan una relación. Lo que es de película es que una es presa y la otra mujer es funcionaria de la prisión. Rosa está condenada a nueve años por tráfico de drogas, mientras que Silvia lleva trece años como funcionaria de prisiones.

Ambas han estado casadas anteriomente. Rosa tiene 33 años de edad, sentía atracción por las mujeres desde casi siempre, pero aún así se casó, quedó embarazada y a los tres meses de la boda se separó. Silvia tiene 38 años de edad, cuando conoció a Rosa llevaba cinco años casada y asegura que «si en esa época me dices que yo me iba a enamorar de una mujer, no me lo hubiese creído». Por otro lado, Rosa cuenta que cuando estaba en prisión preventiva «iba a la oficina y le contaba mis problemas a Silvia, y poco a poco me fui enamorando de ella. Es una persona muy comprensiva y amistosa, pero no sólo conmigo, sino con todos los presos».

Ambas llevan diecisiete meses juntas, son conscientes de que su relación sentimental está completamente prohibida en prisión. Pero cuando Rosa reingrese en el centro penitenciario de Palma «yo la trataré "comenta Silvia" como una reclusa más. Fuera, sí, es mi pareja, pero una cosa es mi trabajo y otra mi vida privada». Rosa llegó a este noviazgo con menos titubeos, porque anteriormente tuvo otras relaciones lesbianas. De hecho, a los once años tuvo su primera novia «mi condición de lesbiana es de nacimiento, al principio fui al médico, porque no entendía cómo siendo mujer me sentía atraída por las mujeres, y me dijeron que eso no se puede cambiar». Silvia tuvo que dejar un matrimonio: «Le hablé claro a mi esposo. Le dije que con él ya no quería estar porque me había enamorado de otra persona. Así de sencillo. Cuando le dije que esa persona era de mi mismo sexo, él pensó que simplemente era un capricho, pero yo tenía muy claro lo que sentía».

El conocerse es lo mejor que les ha pasado, dicen Rosa y Silvia. Ahora a Rosa le quedan seis años de prisión hasta que le den la condicional. «Pero queriéndonos se aguanta todo. Porque sabes que fuera te está esperando una familia». La publicación de este caso ha causado gran expectación en la prisión de Palma, aunque muchos ya lo sabían.