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«Él (Ernest Lluc) no se sentiría cómodo, estoy seguro, con la gran confrontación que hay entre el nacionalismo democrático y los partidos estatales en las elecciones vascas», dijo el ex presidente del Grupo Parlamentario Catalán en el Congreso, Miquel Roca, ayer en el Centre Cultural de Sa Nostra, poco antes de pronunciar una conferencia en el ciclo de homenaje a Ernest Lluc, asesinado por ETA. «El hecho de que el elemento más importante de estas elecciones es cuál de los dos bandos gana, es dramático», añadió.

Roca dijo que «respetaría la voluntad si ganan el PP o el PSOE». «No queda más remedio subrayó. «En la línea que señalaría Ernest Lluc, si esa victoria ha de servir para radicalizar posiciones, no servirá de nada. Si la victoria, de quien sea, sirve para acercar posiciones, es otra cosa. Pero si radicaliza las posiciones, entre unos y otros, es muy malo, según cómo se interprete el resultado».

Roca, que preside en la actualidad el Consell Social de la Universitat Politècnica de Catalunya, se negó a comentar cuestiones de actualidad distintas a la figura de Ernest Lluc. Al ser preguntado por la decisión de Jordi Pujol de no presentarse a las reelecciones a la presidencia de la Generalitat, respondió de forma muy escueta: «Pujol ha hecho lo que tenía que hacer, me parece muy bien». «No quiero minimizar este homenaje a Ernest Lluc hablando de otras cuestiones», precisó.

Para Roca «este no es un acto de homenaje a Ernest Lluc, sino un acto de homenaje a los valores que él representaba en vida». Y añadió: «Sería injusto afirmar que el valor de Ernest fuese el hecho de su muerte, y de la manera en que va a morir. Era un personaje que no necesitaba una muerte de esta naturaleza para ser valorado en sí mismo, desde la perspectiva política, intelectual, economista. Fue un hombre muy inquieto. Sus artículos siempre estaban llenos de cita. Leía mucho, retenía mucho, me lo imagino haciendo fichas de frases de la gente, y cuando articulaba un pensamiento lo construía en citas de otras épocas. Era un hombre de país. Amaba mucho a su país, pero lo amaba con una gran universalidad».