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Falta de camas en los hospitales donde ingresar a los pacientes. Espacio físico insuficiente. Carencia de médicos. Un uso inadecuado del servicio por parte de los ciudadanos... Todas y cada una de estas respuestas servirían para dar contestación a la saturación crónica que sufre el servicio de urgencias de Son Dureta pero no son suficientes para los cientos de enfermos, y sus familiares, que sufren la inoperatividad del Insalud para dar respuesta a un problema que se repite año tras año y especialmente en los meses de invierno.

Las quejas, reclamaciones e incluso las denuncias en el juzgado sobre la falta de intimidad en el área de urgencias o el tiempo que han tardado en atenderles o ingresarlos en planta quedan en papel mojado y el Insalud en lugar de tomar medidas eficaces para resolver el problema remite, como solución, a la apertura del Hospital Son Llàtzer (antes fue el Hospital de Manacor) y el Plan Director de Son Dureta. Unas «soluciones» en las que no todos los profesionales creen y que se demoran mientras los ciudadanos tienen que sufrir una situación tercermundista en las urgencias de Son Dureta ante la ineficacia del Insalud.

Este año la situación es mejor que en años anteriores (rara vez hay más de 30 pacientes esperando una cama frente a más de 50 e incluso 100 de otros años) pero el problema estriba en que esta situación habitual (camas que se amontonan de cualquier forma sin una separación mínima ni cortinas de separación para preservar la intimidad de los pacientes) es considerada por parte de los responsables del hospital como «normal». La asistencia es la prioridad.