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Cuando las cosas se tuercen en la economía de las grandes cifras cada uno cuenta la feria según le va. O sea, que atendiendo a las reacciones y explicaciones del Gobierno, los empresarios o los sindicatos parece que estamos ante una película diferente. Los precios se han disparado de nuevo en el pasado mes de febrero "mucho más en Balears", colocando la tasa interanual en el 3'8 por ciento, lo que supone que muchísimos ciudadanos de este país perderán poder adquisitivo este año, una vez más.

Pues ante este panorama, el Gobierno y el partido que lo sustenta se encogen de hombros y auguran una evolución mejor de los precios de aquí a fin de año. Lo de siempre, confiar en que la buena fortuna se ocupe de nuestra economía. Los empresarios tampoco se quejan demasiado porque atribuyen la subida a la crisis de las «vacas locas» y al incremento de los carburantes, a pesar de que las gasolinas hace mucho que ya no nos dan grandes disgustos. Por ello, además, recomiendan que los convenios se fijen en la previsión del 2% a la hora de negociar los salarios. Una medida que sólo perjudicará a los trabajadores. Tal vez por eso, por ese conformismo incomprensible que muestran las posturas oficiales, conviene echar un vistazo a lo que dicen los sindicatos.

Indignadas, porque a la subida de los precios se añade un aumento del desempleo, las fuerzas sindicales reclaman con urgencia medidas que corrijan este desfase del IPC que hará más difícil la vida de los trabajadores. No en vano la llamada inflación subyacente, que no tiene en cuenta ni la alimentación ni la energía, subió un 0'4 por ciento, siendo la interanual del 3'2 por ciento.

En fin, que la situación exige cambios urgentes, medidas drásticas y una reacción inmediata por parte del Gobierno, que parece dormirse en los laureles.