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La feria es personal e intransferible, tanto que ningún feriante hace lo que el otro, sino que cada cual lleva la atracción propia a su modo. Ni siquiera las ruedas de los coches son parecidas. Sin embargo, en la feria todos son iguales; todos tiran hacia el mismo sitio, incluso el dueño tira más, si cabe. Tal vez ello sea la causa de que la feria funcione bien y de que haya entendimiento y gran compañerismo entre todos los que la forman. Frases como ésas las escuchamos ayer en el rato que estuvimos en el Ram, donde los feriantes miraban intranquilos hacia el cielo, pidiendo que ni llueva ni sople el viento.

Uno de los puntos de concentración matinal de los feriantes puede que sea el bar de Iñaki, natural de Rentería. Allí, en torno a un café, o a un bocata, se habla de la feria; de lo que sucedió ayer y de lo que se espera que ocurra hoy. Se habla también de bodas. De que Joan Bisquera se fue a casar no hace mucho con La Sarai, a Murcia, o de que el presidente del gremio, Rafael, ha celebrado recientemente sus bodas de plata. También se tiene un recuerdo para los que ya no están, como Manuela, la mujer de Pepe Asensio, o la madre de Cueto, o el hijo de Toni Cifre, que se fue con catorce años. Y, por supuesto, se planifica la próxima Charanga, o gran fiesta de la feria, que tendrá lugar los días 4 y 5 de abril, en la que hay partido de fútbol "solteros contra casados", baile de disfraces, misa y cena de gala.

En la feria, aunque siguen siendo más los que se quedan que los que se van, se ha notado en los últimos años que algunos hijos ya no quieren seguir el camino del padre, con el visto bueno de éste, «pues queremos para ellos lo mejor», pese a que, ya decimos, son más los que se quedan, como el hijo de los Cánovas, que tienen una caravana-tómbola, que además de haberse casado con una hija de feriante, desoyendo los consejos de su madre, que miren por donde es feriante consorte "«y encantada de serlo», dice", sigue en el negocio paterno «pues creo que es lo mejor que puedo hacer».