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Por fin llegó el día «D» y la hora «H» para el I Trofeo Baleares Clásico del Automóvil. A primera hora de la mañana ya estaban ultimados todos los preparativos para que los más de 100 vehículos inscritos partieran raudos hacia la primera cronometrada del día.

El titular de la cartera de Turisme del Govern Balear, Celestí Alomar, no faltó a la cita, e hizo ondear la bandera balear para abrir página en el libro del automovilismo isleño. La meta está claramente marcada: consolidar el rally en los próximos cuatro años, y por qué no, alcanzar el nivel de las míticas Mille Miglia o Targa Florio. Hay capacidad organizativa para ello, aunque deberían pulirse ciertos detalles, y es que quizás mejoraría mucho la asistencia de público, ansioso de disfrutar del espéctaculo, si en venideras ediciones los días de competición se ajustaran al máximo a jornadas no laborables.

Al margen de todo esto, y contrariamente a lo que se pensaba, la gran mayoría de los participantes no han venido a Mallorca a pasear. Un nutrido grupo de equipos pertenecientes al cuadro que compiten en el apartado de velocidad mantuvieron durante la jornada un mano a mano muy interesante. Digno de elogio si tenemos en cuenta que hasta el miércoles no se conocían los tramos, y por lo tanto no había ni «notas» ni pasadas de entreno. Otra cosa es que cada equipo juegue sus «cartas» a partir de este momento.

El Coll de sa Creu era la primera zona de carrera, y aquí empezaron a «soltarse» algunos pilotos, hasta el punto de contabilizarse algunas salidas de carretera, aunque sin consecuencias. Mucho más técnico fue el tramo de Capdellà-Galilea y precioso el Bunyola-Orient, que llevó hasta las entrañas de esta localidad. La jornada de hoy dará comienzo con el tramo Santa Eugènia-Sencelles antes de las 10 y, sobre las 11.30, una magnífica prueba de aceleración en el paseo del Port de Pollença. El Coll de Moro, Formentor hacia Pollença, será la última prueba en torno a las 14.30 horas.