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Que nuestra comunidad autónoma es la más rica del país es ya una cantinela que nos empieza a sonar a hueco cuando comprobamos día tras día que en realidad Balears padece algunos problemas más propios de un país subdesarrollado que de uno europeo. En esta ocasión la evidencia ha saltado en el hospital público de Son Dureta, donde la situación que se vive en la sección de Urgencias ha llevado a una ciudadana a interponer una denuncia para reclamar el respeto a la intimidad de los pacientes.

El problema de fondo, como siempre, es económico, pues una vez más nuestra rica comunidad es la que menos recibe por habitante desde las arcas del Ministerio de Sanidad para los servicios que aquí presta el Insalud. Quizá por ello debamos padecer desde hace décadas un hospital que "aunque médica y tecnológicamente sea de primera" resulta viejo e insuficiente. Lo malo es que para los profesionales que allí trabajan y también para la mayoría de los enfermos y familiares, la situación es «normal», por habitual y secular. Y no debería serlo. Ya es el momento de que las quejas sean escuchadas, por razonables, y de que se pongan los medios necesarios para que no se reproduzcan. No en vano los pacientes abonan mensualmente una cantidad de dinero que debería darles derecho a las prestaciones sanitarias, con cierto nivel de calidad. Aunque es cierto que la atención sanitaria es excelente, es urgente que los responsables del Insalud pongan remedio a todo lo demás: horas de espera, falta de camas, enfermos en los pasillos...

Es ésta una asignatura siempre pendiente que parece que debemos aceptar con resignación. Pero, insistimos, no debe ser así. Debemos exigir que se ponga fin a esta situación tercermundista. Quizá cuando se abra, después de tantos años de retraso, el nuevo hospital de Palma, mejore la situación, pero no cabe ser excesivamente optimista. Mientras tanto, los ciudadanos que se sientan perjudicados deberán seguir acudiendo a los tribunales ante la inoperancia del Insalud.