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Los ganaderos de las Islas Balears no han importado ningún animal vivo de Gran Bretaña en los últimos tres años por lo que se descarta, en un principio, la aparición de algún brote de fiebre aftosa en la cabaña de las Islas, según aseguraron ayer fuentes de la Conselleria d'Agricultura. Así, según las mismas fuentes, todos los ejemplares de cerdo que hay en las Islas son «autóctonos» y únicamente se han traído porcelles de origen nacional en las campañas de Navidad de años anteriores, cerdos que fueron sacrificados inmediatamente, por lo que se descarta que hayan propagado la enfermedad en la Isla.

Desde la Conselleria d'Agricultura se reconoce que en el pasado se han traído algunos cerdos reproductores provenientes de Catalunya pero se asegura que provienen de granjas controladas, donde se les realizó la correspondiente analítica, y que antes de pasar a las explotaciones de la Isla estuvieron en «cuarentena» en granjas también controladas.

Las mismas fuentes recordaron que actualmente está prohibida la importación de carne y productos lácteos provenientes de Gran Bretaña y que, por tanto, los consumidores pueden estar tranquilos ya que la enfermedad no se transmite a los humanos y que está erradicada en las Islas, donde se conoce como «mal de potó», desde hace muchos años.

Por otra parte, el laboratorio de referencia de la localidad inglesa de Pirbright confirmó que el brote de «lengua blava» que se detectó en Mallorca hace unos meses corresponde al serotipo 2, el mismo que fue aplicado a la cabaña ovina de la Isla para erradicar la enfermedad. En aquel momento, los meses de octubre y noviembre de 2000, algunas voces criticaron que se empezara la vacunación sin tener confirmado el serotipo, pero Morro optó por comenzar los trabajos argumentando que se podía ganar tiempo para erradicar el mal y que, textualmente, «no se perdía nada por intentarlo».