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Munar, usted sí que sabe
Si volviera a nacer me gustaría ser Maria Antònia Munar. Sobre todo por lo lista que sería. Ella sabe que cuenta con mi admiración, pero a cada día que pasa me sorprende más. Porque lo de ayer "visita de Becker al Consell de Mallorca", fue genial. Le convocó a las dos de la tarde, hora en que la calle estaba vacía, con lo cual la legión de fotógrafos y cámaras podría operar mejor y, por ende, las fotos y tomas saldrían mejor. Ella, que siempre entra en la sede del Consell en coche, se apeó de él a la altura del Diplomatic y se vino andando, recibiendo un baño de fotos, a la vez que no dejaba de ser observada por la docena y media de curiosos alemanes que se había apostado sobre la acera. Y antes de entrar en el hall, por si alguien no la hubiera fotografiado, se detuvo. A todo esto, llegó Boris, y más fotos, que se multiplicaron cuando se encontró con ella, en el salón. Seguro que alguna se publica hoy en la prensa alemana. ¿Y cuánto vale eso...? Y todo, por nada. O bueno, sí: todo porque Boris, que se niega a hablar de su vida privada, incluso no quiere contar de lo que estuvieron hablando Carlos Moyá, Alberto Tous y él en la víspera, en sobremesa que siguió a la cena en Samantha's, dice que quiere colaborar con el Consell en eventos y que va a construir una escuela de tenis para niños de Mallorca.