Son autobuses que no funcionan al no disponer de recambios y herramientas. Foto: CLICK.

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Se sabe que el Sáhara, entre otras muchas cosas, necesita autobuses. Y también que la EMT está dispuesta a enviarles entre ocho y diez vehículos. Pero como el Sáhara es un territorio peculiar, único, donde no funciona lo que en otros lugares funciona, o lo hace de otra manera, no porque sus habitantes, gentes listas donde las haya, no lo sepan hacer funcionar, sino porque las carencias no se lo permiten, Pedro Àlvarez, presidente de la Empresa Municipal de Transports, para hacerse mejor a la idea de las necesidades de aquel pueblo tienen en cuanto a transporte colectivo, ha enviado al gerente, José Manuel Barquero, y al jefe de talleres, Francisco Perelló.

A su regreso, "el sábado" han informado que los autobuses, aún necesitándolos (sobre todo para el transporte entre Esmara y Rabuni, Tindouf, Argel y Orán), es lo de menos. «Lo que realmente precisan son piezas de recambio y, sobre todo, herramientas».

Barquero y Perelló, que estuvieron siempre acompañados por Saleck Dfei, director de cooperación del ministerio de Transportes saharaui, nos muestran fotografías de un gran cementerio de autobuses llegados desde distintos puntos de España que, pese a haber pasado algunos la última ITV en 1999, ya no sirven. «Se les rompió una pieza, y como no la tienen, ahí se han quedado». Por tanto, autobuses, sí "«que no chatarra», matiza Barquero", pero también les van a mandar piezas de recambio y herramientas. «Y si a través de alguna ONG lográramos reunir un par de millones, podrían acondicionar unas grandes naves que tienen como talleres, pues ahora, de los tres que tienen en los alrededores de Rabuni, sólo uno les sirve. Y a medias»