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Aviación Civil ha empezado a incoar expedientes a los pilotos de las compañías aéreas que emplean el recurso de la reversa "introducir la marcha contraria con el objetivo de ayudar a frenar el aparato" para aterrizar en Son Sant Joan después de las 12 de la noche. Sólo pueden emplearla en caso de que esté en peligro la seguridad de los pasajeros y, aun así, los pilotos tienen que justificar las circunstancias que exigieron su uso. Asimismo, vigila muy de cerca que se cumpla el proceso de aproximación de los aviones por las tres verticales "Pollença, Capedepera y Andratx" como exigen las normas (a 5.000 pies y velocidad reducida).

Además, poco a poco, los aviones más antiguos y que son los que más ruido producen están siendo retirados de la circulación, con la prohibición expresa de que puedan aterrizar y despegar. Estas medidas «son seguidas de forma escrupulosa», dijo a este diario la portavoz de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA), «porque somos conscientes del elevado tráfico aéreo que soporta Mallorca en plena temporada alta».

Los ciudadanos de las Islas, no obstante, tienen la impresión de que las operaciones aéreas son «cada vez más ruidosas» y que Mallorca está soportando una elevada carga de polución medioambiental. Las cifras son escalofriantes: Son Sant Joan soportó el pasado año un total de 176.848 movimientos de aviones, un 2'16% más que en 1999 (173.117). En plena temporada alta, aterrizó o despegó un avión cada minuto y medio. En un día cualquiera de agosto, casi 120.000 pasajeros diarios circularon por las dependencias aeroportuarias. «Nosotros intentamos evitar, siempre que se pueda, operar por encima de Can Pastilla y eso reduce bastante las molestias a los vecinos», dijo Mario Hidalgo, directivo de Air Europa.