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En la sociedad actual, cada vez más individualista y proclive a la falta de comunicación y al aislamiento, el papel de los centros culturales municipales no está únicamente encaminado a llenar el tiempo de ocio de la gente o a impartir una serie de conocimientos teóricos y prácticos de utilidad porque, tan importante como ésta, es la tarea de crear puntos de encuentro que permitan relacionarse a las personas que los frecuentan. Explica Borja, animador sociocultural del centro de El Terreno: «No somos academias. Se enseña un contenido pero de lo que se trata es de mejorar la vida del barrio, fomentando el asociacionismo entre los vecinos y su capacidad de tomar iniciativas, aunque es cierto que hay cursos, como es el caso del de informática, que son muy útiles para el trabajo».

Diecisiete centros se distribuyen entre los diferentes barrios de Palma, desde S'Aranjassa hasta Establiments, y pasando por el Terreno o por S'Escorxador. Sevillanas, flores secas, gimnasia, yoga, Tai-chi, pintura, inglés, bordado mallorquín, cocina, corte y confección, informática, ball de bot, y hasta automaquillaje; se pueden aprender en los ratos libres si se aprovechan los más de 50 cursos pensados para los gustos más dispares.

Bailes, disciplinas de relajación e informática son las actividades más demandadas por gente de todas las edades: «El ball de bot (bolero mallorquín) y las sevillanas tienen mucho éxito. Las sevillanas, quizá, porque hay mucha gente de fuera a la que agrada mucho poder disfrutar en Mallorca de sus tradiciones, aunque se solicitan más los cursos de ball de bot. Aquí acuden personas desde los 17 años hasta los 80 porque se encuentran muy bien y se crea muy buen ambiente», explica María Pons, coordinadora del centro de s'Escorxador. «Hace siete años que se hacen los cursos y el balance es muy positivo. La gente se acostumbra a participar en todo y ayudan a preparar las fiestas, buñoladas, los Reyes...».