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A quien madruga, Dios le ayuda». Los vecinos de Artà tienen muy claro y siguen al pie de la letra este refrán, al menos el día de la víspera de la Festa de Sant Antoni. Los artanencs y artanenques son los más madrugadores en comenzar a celebrar las fiestas y a las ocho de la mañana, las calles del pueblo estaban abarrotadas de gente con la indumentaria de rigor: camiseta blanca y pañuelo rojo. Los vecinos iniciaron la fiesta con la tradicional merienda en Ca l'Obrer Major, Pere Pep Gil.

Los encargados de la obreria acudieron a buscar al alcalde, Montserrat Santandreu, para merendar todos juntos. Una hora después, los dimonis danzaron ante Ca l'Obrer. En este momento se inició el recorrido de los dimonis por las calles del pueblo. Además, los dimonis bailaron también, acompañados por toda la comitiva, en las escuelas, el instituto, en la casa de Pere Pujol "autor de las máscaras", en el centro de la tercera edad. Finalmente, el último baile se hizo, como marca la tradición, ante el bar Almudaina.

Las calles de Artà se llenaron de unas 2.000 personas. La mayoría eran vecinos de Artà que se habían pedido el día libre en el trabajo para poder asistir a las fiestas de Sant Antoni. Además, había mucha gente de los pueblos vecinos que acude cada año a Artà sabiendo que es uno de los pueblos donde se vive con más alegría el Sant Antoni.

Además de beber, y no precisamente agua sino mezclado de matanzas, moscatell, hierbas dulces y secas que ayudaron a combatir el frío, los artanencs degustaron la típica coca de sobrasada. Después de un día trepidante de glosas, foguerons y bebida, los vecinos asistieron a la misa de Completes en la iglesia, donde cantaron los Goigs de Sant Antoni. Hoy se celebrará la cabalgata con unos 200 caballos, que desfilarán por las calles del pueblo.