El satélite de la Tierra se tornó naranja durante el eclipse, como se puede ver en la imagen captada en la Seu. Foto: J.MOREY.

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En la noche del martes próximo, mientras en los rincones más santantonians de Mallorca se cante una glosa muy particular, serán muchos los que recordarán la situación que vivió Mallorca en la noche de ayer. La canción no es otra que:

»Cada cent anys i no més/
hi ha un eclipsi de lluna
sa meva dona en té una
que s'eclipsa cada mes».

Aunque habrá más eclipses de Luna en el siglo XXI, el de ayer, el primero del milenio, será el más luminoso. La tarde de ayer, que apareció muy nublada, no presagiaba nada bueno. Al final, los nubarrones desaparecieron y el eclipse se pudo apreciar a simple vista. Siempre hay que decir que los más precavidos optaron por el uso de prismáticos.

A partir de las 19.42 horas, empezó el «espectáculo» con el sombreamiento progresivo del satélite. Sólo unas cuantas veces al año se alinean el Sol, la Tierra y la Luna como sucedió en la tarde-noche de ayer. En 2001 será el 5 de julio y el 30 de diciembre cuando se vuelva a producir este fenómeno, que no podrá observarse desde España.

Una de las zonas en las que más se vivió el eclipse fue en el Observatori Astronòmic de Mallorca donde había un gran movimiento para registrar con unas cámaras nuevas el fenómeno. Salvador Sánchez, su director, aseguraba que «el eclipse se ha podido ver bien ya que las nubes de la tarde han desaparecido por completo». Algunas familias, pocas, se trasladaron hasta ahí para observar in situ un fenómeno muy luminoso gracias a que el satélite se encuentra prácticamente en su perigeo (el punto de su órbita más cercano a la Tierra).

Mientras en el Observatori había gente y movimiento, en las calles de Palma eran pocos los que se interesaban por este fenómeno. Algunos ciudadanos mostraron su sorpresa al mirar hacia el cielo y ver que la Luna estaba tornándose anaranjada en la constelación de Géminis y, a unos 45 grados al oeste, se encontraban Júpiter y Saturno.