Gaspar, Melchor y Baltasar, a su paso por una abarrotadísima Plaça de Cort. Foto: T. M. /J. A.

TW
0

Los rostros de los niños y niñas que estuvieron ayer en la cabalgata lo decían todo. Sus miradas, expresiones y gestos despertaban gran admiración por la magia de cuanto les rodeaba y, sobre todo, por la majestuosa figura de los tres Reyes Magos. Melchor, Gaspar y Baltasar hicieron vivir momentos inolvidables a muchos niños que aguardaron con paciencia y emoción a que sus majestades llegaran del largo viaje desde Oriente. Algunos quedaron decepcionados al no poder ver como llegaban sus majestades en barco, ya que apagaron las luces y estaban muy lejos.

Otros, preparados para la «lluvia» de caramelos hacían hueco en sus bolsillos. Abrigados con gorros, guantes y bufanda no perdían la ilusión a pesar de estar esperando mucho tiempo y hacer algo de frío. Marta Llobera, que tiene 6 años, fue a la cabalgata acompañada de sus abuelos y sus primos, y todos estaban muy emocionados con la llegada de los Reyes. La pequeña Yolanda, de tres años, se asustó un poco cuando los Reyes se acercaron a darle un caramelo. Sandra se tapó los oídos cuando comenzaron los cohetes. Pep, Toni y Sonia son tres pequeños ansiosos de ver las carrozas y llenarse los bolsillos de caramelos, «pero mamá "comenta Sonia" nos ha dicho que no cojamos los caramelos del suelo».

El buen ambiente reinó entre el público que asistió a ver la cabalgata y dejó a los más pequeños disfrutar en primera línea de cuanto acontecía. No pararon de gritar, reír, saludar y lanzar besos a sus reyes preferidos. La magia de la víspera de Reyes conquistó, un año más, el corazón de muchos niños y niñas que esperaron impacientes para saludar a los tres Reyes Magos y ver los regalos que éstos les habían traído. La sorpresa llegó tras la cabalgata, cuando los niños llegaron a casa, o al despertarse esta misma mañana.