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San Juan Crisóstomo creó en el S. III la liturgia ortodoxa, más antigua que la católica "nacida en el año 1054, consecuencia del Gran Cisma de Occidente. Desde la separación de ambas religiones cristianas, dogmas católicos posteriores al Cisma como la Asunción de María, la Inmaculada Concepción o la Infalibilidad Papal, no son compartidos por los ortodoxos, cuya liturgia apenas ha cambiado y permanece fiel a sus orígenes.

Diferencias entre las dos religiones: la consideración de algunos sacramentos y la concepción de la jerarquía eclesial, pues los ortodoxos siguen practicando el bautismo por inmersión y consideran que el matrimonio tiene su esencia en el amor de los cónyuges y no en la procreación "lo que posibilita la existencia del divorcio eclesiástico. En cuanto a la jerarquía, la representación es compartida por varios patriarcas, al frente de los cuales está el Patriarca de Constantinopla, que aunque preside tiene los mismos votos que los demás patriarcados.

La misa ortodoxa es muy ceremoniosa, solemne "entera" y cantada. No es fijo el número de celebrantes, entre sacerdotes y diáconos, que entra y sale del iconostasio "pared con puertas que cierra el altar. La comunión se realiza con pan y vino, y puede comulgar cualquiera que haya sido bautizado "no existe la Primera Comunión.

En la iglesia de Sant Sebastià de Palma hay misa ortodoxa todos los domingos a las once de la mañana. A la celebración asisten inmigrantes procedentes de países centroeuropeos y de la antigua Unión Soviética. Oficia el archimandrita Makary, del patriarcado de Moscú, mallorquín de nacimiento "Sant Jordi" y viajero incansable que, por fin, ha decidido parar en Mallorca y crear una comunidad en Palma: «La parroquia de la Natividad del Señor va a estar formada por los ortodoxos, mayoritariamente inmigrantes, que deseen. Ellos son gente muy religiosa, lejos de sus tradiciones y costumbres. Además tienen muchos problemas a la hora de conseguir trabajo, y si no lo logran, no obtienen el permiso de residencia. Por eso se trata de conjugar las cosas: la reunión y la ayuda que se pueda prestar a 'los ilegales'.