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La Nochebuena se vivió en Mallorca de la manera más familiar y tradicional. El canto de la Sibil·la se escuchó en las parroquias e iglesias en una noche de tranquilidad mallorquina. Entre 1.800 y 2.000 personas asistieron anteanoche a la Misa del Gallo celebrada en la basílica de Sant Francesc, entre los que se encontraban numerosos ex alumnos del colegio. La misa, concelebrada, fue presidida por el reverendo padre Bernat Nebot, maestro provincial de la TOR de España, a quien acompañaron frailes de la orden.

De la misa, tal vez la parte más celebrada sean los distintos cánticos que tienen lugar a lo largo de ella, coincidiendo con sus momentos litúgicos más importantes, cánticos a cargo de la Coral de Sant Francesc, dirigida por Fray Antonio Riera, que cuenta con la colaboración de Joan Rosselló.

El Sermó de la Calenda fue cantado por el niño de 7 años Josep Maria Ramis; Antonio Calafat, de 11 años, cantó El anuncio del Àngel, mientras que la Sibil·la fue cantada por Gabriel Pascual, de 10 años. Diremos que entre estrofa y estrofa de la Sibil·la, el coro cantó unos interludios de Antonio Riera, tío del director.

Aires de solemnidad tuvo la celebración de «matines» y vigilia de Navidad en la iglesia del colegio de San Alfonso de los Padres Teatinos de Felanitx, retransmitida en directo por TeleNova, realizada por el equipo técnico de Vídeo U, bajo la realización de Ramon Rullan y presentado por Miquel Julià. La misa estuvo presidida por el teatino Ambrós Cots Dorca, asistido por Jaime Durán y Leandro Martínez. Durante la ceremonia participó el coro de la Capella Teatina, dirigida por la religiosa Catalina Puig, que interpretaron piezas de la misa de los compositores felanitxers Miguel de los Santos Capó y Francesc Andreu.

Por segundo año consecutivo, cantó la Sibil·la la alumna de quinto curso Francisca Muñoz, interviniendo en el sermón de la Calenda el alumno de cuarto curso Manuel Hidalgo. El ball de l'oferta estuvo a cargo de antiguos alumnos del colegio ataviados con el traje típico mallorquín, y los más pequeños, vestidos de pastores portaron las ofrendas.