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Después de unos años de escasa presencia de maceros en los actos oficiales, la presidenta del Consell Insular, Maria Antònia Munar, quiere darles mayor relevancia y solicita que estén presentes y abran paso a las comitivas en los actos más importantes. Las de maceros eran compañías que tenían como misión la salvaguarda y protección de la cámara real. Eran, antiguamente, escoltas del rey y miembros de su cuerpo de seguridad personal, que con el paso del tiempo quedaron convertidos en personajes protocolarios. Los maceros flanqueaban o antecedían a las personas de relevancia. Tener o no tener macero era señal de dignidad y de nobleza.

Los macers más modernos representaban a las antiguas diputaciones provinciales de Balears, sustituidas hoy por los consells. En los trajes están bordados los escudos de las tres islas, y las mazas tienen grabados los símbolos del Real Consistorio de Mar y Tierra, tribunal encargado de sopesar los asuntos marítimos.

Bartomeu Salom Martorell y Miquel Àngel Nicolau son los actores que «visten y calzan» el tradicional atuendo en las grandes ceremonias. Su actual trabajo de ordenanzas ya no guarda relación con aquel de salvaguarda y protección del rey. Hoy reparten y envían el correo interno, gestionan algunos documentos entre las conselleries y además informan.

Bartomeu tiene, desde pequeño, mucho respeto hacia el traje que hoy viste: «Mi padre ha sido funcionario de la Diputación y después del Consell, y yo me siento orgulloso de poder abrir el paso a la presidenta en un edificio que es como mi casa». Aunque reconoce que la primera vez que se «disfrazó» de macero sintió un poco de vergüenza: «Sabía que los compañeros que me conocen del trabajo iban a aprovechar para gastar bromas... las medias rojas, el traje... Muchos funcionarios te conocen y luego hacen risas... Pero yo me siento orgulloso de poder abrir el paso a los presidentes», repite.