La terraza del edificio acoge una calle improvisada, que se recorre con los ojos tapados. Foto: PERE BOTA.

TW
0

«Estás en tu casa». Con este lema, la ONCE inauguró ayer su semana de puertas abiertas, que tiene como principal objetivo dar a conocer el verdadero significado de la deficencia visual, así como las ayudas que esta institución ofrece a las personas con dicha minusvalía. Concepción Costilla, presidenta del Consejo Territorial de Balears, aseguró que la finalidad es «sobre todo que la gente tenga un mayor conocimiento de las funciones que realiza la ONCE, y que, a patir de ahora, al comprar un cupón no piensen tan sólo en el dinero sino también en la institución que se esconde detrás de ese trozo de papel».

Los primeros en acercarse fueron un grupo de pensionistas de la Residencia de La Bonanova, que se mostraron en todo momento muy interesados en el recorrido. La visita se inició en la planta baja con la proyección de un vídeo institucional, gracias al cual el visitante conoce las ayudas que la ONCE ofrece a todas aquellas personas que presentan problemas de visión. Después, el grupo pudo contemplar una exposición instalada en el hall del salón de actos sobre la «Historia del cupón». Desde cupones o bombos del año 1941 hasta placas identificativas de los afiliados y punzones para la escritura en braille son algunos de los objetos expuestos.

Ya en la primera planta, los vistantes descubren el material que utiliza la persona invidente para desenvolverse con mayor facilidad por la vida. Máquinas de escribir tipo braille, ordenadores que leen mientras se escribe, lupas que aumentan considerablemente las letras de los libros... son algunos de los utensilios de uso cotidiano adaptados para personas con deficiencia visual.

Por último, tres pruebas. La primera consiste en descifrar, con la ayuda de un alfabelto, una frase escrita en braille. Una «simulación de la calle» es el nombre que recibe la segunda azaña, en la que los visitantes, con los ojos tapados y la ayuda de un bastón, deben transitar por un recinto que simula una calle cualquiera de una ciudad cualquiera. Para los más deportistas existe una tercera prueba, que consiste en practicar atletismo con los ojos bendados en compañía de un guía. Todo ello para que el vidente pueda experimentar las sensaciones de una persona con deficiencia visual, y que así conozca la vida cotidiana de estas personas.