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Rodolfo Olocco y Julian Díaz podrían ser egoístas y gastarse el dinero que ganan en viajar al Caribe, en ir a cualquier isla paradisíaca o en los caprichos más elocuentes porque se lo pueden permitir. De hecho, antes lo hacían. Un buen día esta pareja de homosexuales descubrió que la tierra está llena de críos que necesitan amor y cariño, que malvivían en orfanatos o que eran asesinados al nacer por el simple hecho de pertenecer al sexo femenino, como pasa en la India. Este día decidieron adoptar un hijo, también porque Julián es muy dado a los niños.

«Podría hacer zapping y olvidarme de lo que pasa en el mundo», dice este último. Pero aún no se ha cansado de luchar. Ahora la pareja tendrá toda la paciencia necesaria hasta que el Parlament de les Illes Balears apruebe el proyecto de ley para parejas estables. Julián lleva cuatro años esperando, desde que se sacó el certificado de idoneidad. Es el primer paso para adoptar a un niño. Julián pensó en adoptar un menor como padre soltero y que Rodolfo figurase como tutor.

Ahora, sin embargo, esperarán hasta que los dirigentes políticos de la Isla lo tengan claro. De todas maneras, ambos ya están casados. Lo hicieron hace un año y tres meses, y adoptarán a un niño cueste lo que cueste. Ya tienen contactos en El Ecuador, también conocen una pareja de heterosexuales que han adoptado a tres, uno de Santo Domingo, y dos niñas de la India. «Ellos están dispuestos a firmar los avales», dicen. «La gente es tan egocéntrica que prefiere ver como un niño se muere de hambre, que no tiene familia, que no tiene ropa... Prefieren ver esto antes que dejar que una pareja de homosexuales adopte a este niño. Es cruel», añade Julián.

Es aquí cuando Julián comenta que muchas veces la legislación no protege al menor, sino a los padres. «Niño de padres drogadictos, presos, o de violadores... los tienen en orfanatos. No los pueden adoptar porque tienen a sus padres. Yo sólo quiero un hijo, no quitárselo a sus progenitores. Sólo quiero criar a un niño que esté solo. No creo que hagamos mal a nadie. Quiero darle un futuro, si continúa así probablemente sea un delincuente a los 16 años. ¿Es tan difícil entender esto?». Rodolfo pide una oportunidad.