Josep Maria Casasayas sostiene el libro traducido por el vicario.

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El mallorquín Josep Maria Casasayas, presidente de la Asociación de Cervantistas, agrupación de vocación internacional fundada en 1988, está ultimando la traducción definitiva del Quijote en el catalán propio de la Isla, una publicación que verá a luz a principios del año 2001. La traducción no es, sin embargo, la primera que se realiza en Balears. En 1905, el que fue vicario general de la Diócesis de Mallorca, Ildefonso Rullán, publicó "primero por entregas, después en dos tomos" las andanzas del conocido hidalgo de La Mancha en la lengua del archipiélago.

El estudioso precisa que «se publicó en la revista 'El felanigense'. Más tarde se recopiló en libro. Fue una edición de la que actualmente se encuentran hoy en día pocos ejemplares. La traducción, aunque no es exacta y se hayan suprimido algunos capítulos de la segunda parte, resulta muy interesante. Actualmente los tomos se cotizan a más de 50.000 pesetas».

En la edición de Rullán se presta mucha atención al refranero popular. El vicario, para acercar más el espíritu de la obra al pueblo mallorquín, tradujo de forma no literal algunas expresiones, si bien se cometieron algunas interpretaciones que se alejaban notablemente de la «idea» o «concepto» que el propio Cervantes quería transmitir.

Casasayas, en su nueva traducción, piensa respetar también el refranero propio de las Illes Balears. «La frase 'Vale más pájaro en mano que ciento volando' no puede traducirse literalmente en mallorquín. Para hacerlo correctamente se debe recurrir a la expresión 'Val mes un tord en mà que mil i un que volen'; la expresión 'La codicia rompe el saco' debe ser traducida como 'Tant de gratar, que s'esquinça sa bossa' y así numerosos ejemplos», comenta divertido el estudioso cervantino.