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Esta semana se ha celebrado el XVI Campeonato Balear de Ornitología, con la participación de unos 1.400 pájaros. Razas de canto, exóticas, híbridas, de postura, se pueden contemplar hoy a partir de las 10 de la mañana, en el Real Aeroclub de Son Bonet, donde tiene lugar la exhibición pública posterior al concurso.

Participar en un campeonato de ornitología es la meta de cualquier criador de pájaros. Todo empieza cuando se intenta que una pareja críe y se consigue. Los pollos crecen y hace falta otra jaula, y parejas para que no se crucen entre hermanos, y más jaulas...

Horacio Cánovas montó una pajarera hace 17 años, cuando pasaba los fines de semana en el campo. Hoy es propietario de más de un centenar de aves y de un ático con terraza, donde las ha instalado a resguardo del viento, del frío y de la lluvia. El pacto con su mujer: él se encarga de todo lo que se refiere a los pájaros, a «los niños», como los llaman ambos; y de que a finales del verano, época en que los animalitos mudan de plumaje, no revolotee ni una sola pluma por la casa.

Horacio habla de la «satisfacción que proporciona observar la sociabilidad de las aves, verlas criar, el ambiente que se crea alrededor de los pájaros, viajar... es muy relajante». Y como él opina Rafael Rodríguez, presidente de la Federación Balear de Ornitología, quien conoció a Horacio «con esto de los pájaros». Rafael nació en una casa llena de canarios y actualmente tiene más de 250 avecillas. Reconoce que dedica a su afición todo el tiempo libre que puede: «La verdad es que cuando te metes en la Sociedad, organizas los concursos, mueves los pájaros... Hay que aprovechar y salir durante el fin de semana, comer fuera con la familia, para que también se aficionen porque éste es un ambiente social como cualquier otro».