Hisenda tiene un nuevo organigrama para mejorar el control contra el fraude fiscal.

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La Conselleria d'Hisenda, que dirige Joan Mesquida, tiene previsto modificar la normativa actual para facilitar el embargo de casas, pisos, locales, terrenos, coches, barcos y acciones de aquellos que tengan deudas fiscales con la administración autonómica. Un responsable del departamento de inspección fiscal de la Conselleria explicó que, por el momento, resulta relativamente sencillo embargar las cuentas corrientes de los morosos; sin embargo, si el deudor no tiene liquidez, el mecanismo para embargar otro tipo de bienes es tan prolijo y complicado que, en ocasiones, resulta totalmente ineficaz.

Para evitar esta situación, el Govern está trabajando en la modificación de la normativa para hacer más factibles los embargos. El responsable de las inspecciones de la Conselleria explicó que, cuando una persona tiene deudas tributarias con la administración, lo habitual es que no disponga de liquidez en las cuentas corrientes. Sin embargo, también suele ser común que sí disponga de otro tipo de bienes que pueden ser objeto de embargo. Se trata, por ejemplo, de casas, pisos, locales, terrenos, coches, barcos, acciones de empresas y usufructos que, hasta la fecha, resultaba muy complicado embargar.

Este cambio de normativa es una de las propuestas que incorpora el plan de lucha contra el fraude fiscal que presentó el conseller d'Hisenda en una reciente comparecencia parlamentaria en la que explicó los presupuestos de su Conselleria. Además de agilizar el procedimiento de embargo, el Govern tiene previsto hacer una segunda acción encaminada a mejorar la eficacia recaudadora. Una vez que estos bienes muebles o inmuebles sean embargados, el Ejecutivo está estudiando la posibilidad de contratar una empresa externa para que se haga cargo de la subasta de estos bienes. Los responsables de la Conselleria d'Hisenda reconocen que el mundo de las subastas está muy cerrado y, la mayor parte de las veces, falta información, por lo que las subastas quedan en manos de unos pocos y el precio final resulta excesivamente bajo.