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Pese a cuantas consideraciones pudieran hacerse sobre el impacto negativo que podría tener la ecotasa o las noticias sobre la escasez del agua en Balears, se ha registrado un incremento del 4'8 por ciento del gasto turístico en la temporada alta, con unos ingresos que superan los 642.000 millones de pesetas, según los datos ofrecidos ayer por la Conselleria de Turisme. Estas cifras han llevado al conseller Celestí Alomar a calificar como «extraordinaria» esta temporada. Esto evidencia, naturalmente, que nuestra Comunitat sigue teniendo numerosos atractivos, aunque es preciso que sepamos preservarlos.

Y para esta labor, es positiva no ya la implantación de un impuesto, sino que la recaudación generada por el mismo se destine a la mejora de infraestructuras y, especialmente, del medio ambiente. Al parecer, el anuncio de esta tasa no ha tenido efecto disuasorio alguno para quienes nos visitan, que incluso han aumentado en número. Lo que sí supondría un grave freno sería el deterioro de nuestras costas, de nuestras playas o de las zonas de valor paisajístico o ecológico especial.

La importancia del turismo sigue siendo absolutamente vital en la economía balear, con una dependencia evidente de este sector, por lo que también es preciso que en épocas de bonanza como la que vivimos se afronten los precisos retos de modernización y competitividad para hacer frente a momentos más difíciles, tarea que ya han efectuado muchos hoteleros y establecimientos de oferta complementaria, pero en la que deben continuar para no quedar al margen del futuro. Y el Govern balear debe llevar a cabo las mejoras precisas de infraestructuras, carreteras e instalaciones hidrológicas, para que esta fuente de ingresos mantenga vivo el pulso de nuestra economía, pero siempre desde el máximo respeto al entorno.