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Hubo un tiempo en que Palma contaba con un museo marítimo. Ahora, por desgracia, no es más que un recuerdo cada vez más lejano. Una circunstancia que contrasta con la actividad que mantienen la mayoría de países europeos en esta materia.

Sin ir más lejos, el Museu Marítim de Barcelona acaba de restaurar el antiguo pailebote mallorquín «Cala Sant Vicenç». En fechas recientes, la Associació d'Amics del Museu Marítim de Mallorca y el grupo PSM solicitaron la cesión mediante convenio del antiguo edificio de Trasmediterránea, actualmente en manos de la Autoritat Portuària, para destinarlo a tal actividad. Esta propuesta sucedió a otros enclaves sugeridos con anterioridad, como Ses Voltes y el Baluart de Sant Pere, que no prosperaron.

La asociación tiene inventariadas más de 300 piezas destinadas al museo que no llega. Al tiempo, denuncia la progresiva desaparición de las embarcaciones que constituyen nuestro patrimonio. A la lamentable pérdida de este material ya escaso, debe añadirse el relativo a los conocimientos trasmitidos durante siglos a lo largo de generaciones de marinos mallorquines.

Según Bernat March, presidente de la AAMM, «Las instituciones, empresas y particulares interesados en este proyecto deben llegar a un compromiso sobre la creación del Museu Marítim de Mallorca.

El Consell Insular de Mallorca ha manfestado que este proyecto «constituye «un elemento fundamental en la red museística mallorquina, tanto a nivel de conservación como de formación de artesanos». Así el CIM destaca su intervención en la recuperación de elementos propios del elemento marítimo como la adquisición de embarcaciones, (como la barca de pesca Balear); programas de ayudas y a nivel arqueológico, el inventariado y catalogación del patrimonio subacuático.