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Nunca olvidará María M.M.C. la noche del pasado viernes, 22 de septiembre. Iba a cenar con su esposo y unos amigos y se pasó casi toda la noche en San Fernando, no sabe si detenida o retenida.

Al salir a cenar, ella, sola, lo hizo en su coche y su marido en el suyo con un matrimonio. Quedaron en la Casa Gallega. Ella entró por Via Roma, plaza des Mercat y Unió, una dirección no permitida. Con ella iban otros tres coches. De pronto, en el semáforo de Unió-Plaça Joan Carles I, se detuvo a su lado el coche de la Policía Local, y ahí comenzó todo.

Según leemos en la denuncia que interpuso en el Juzgado de Instrucción número 5 de Palma, la denunciante circulaba por la calle Unión donde los vehículos particulares no pueden circular y la denunciante iba a cambiar de dirección hacia la plaza Santa Catalina Thomàs cuando se ha cruzado con un vehículo de la Policía Local desde donde se le hace gestos de que no podía hacerlo, siguiendo entonces recto la denunciante. Que dichos policías han cambiado la dirección que llevaban, circulando ellos en dirección prohibida y le han dicho que se detuviera y que sacara los papeles del coche de muy malos modos, preguntándoles la denunciante por qué a los dos vehículos que iban detrás no les pedían también la documentación, contestándole que no le importaba a ella. Que le han abierto la puerta del vehículo diciéndole que si no salía la sacarían ellos, no atreviéndose a salir la denunciante porque se había asustado, y entonces la han sacado a la fuerza del vehículo, a empujones produciéndole golpes en los brazos y le han introducido en el vehículo policial y uno de los dos agentes se ha introducido en el vehículo de la denunciante, preguntándole si estaba borracha, tuteándola y diciéndole si era una puta.

Que la han trasladado al cuartel de San Fernando y allí, como la denunciante estaba muy nerviosa, uno de los cinco policías, que le han dicho que era un capitán, le ha dicho que bajo su responsabilidad, si se ponía tranquila y no chillaba, no la llevarían a los calabozos.