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La fiesta religiosa de la Mare de Déu de la Salut congregó de nuevo a miles de palmesanos, que durante toda la jornada de ayer acudieron a venerarla en su camarín de la iglesia de Sant Miquel. La patrona de Palma lució su preciosa corona de orfebrería de estilo mallorquín, que fue custodiada ayer y la víspera por agentes de seguridad.

Por la mañana la asistencia de fieles a las eucaristías que se celebraron fue muy notable. Por la tarde a las siete estaba anunciada la misa solemne y a partir de las seis menos cuarto era casi imposible encontrar un asiento en los bancos, pues se ocuparon en su totalidad.

La ceremonia religiosa revistió un carácter de solemnidad. Junto al presbiterio, miembros de la Policía Local de gala y los maceros del Ajuntament recibían al Consistorio palmesano en pleno, encabezados por el alcalde, Joan Fageda. El alcalde, que portó la vara de mando, participó en la misa acompañado por el concejal de Infraestructuras José María Rodríguez y el del Àrea de Gobernación, José Manuel Sierra.

La misa de la festividad del Nacimiento de María fue presidida por el obispo de Mallorca, Teodor Úbeda, al que acompañaron el rector, Llorenç Riera, y una docena de sacerdotes de la Diócesis. El reverendo Mateu Tous, director de la novena, fue el encargado de leer el evangelio según San Mateo.