Pocos ciudadanos recuerdan una noche veraniega con tanto calor como
la que se registró en la madrugada del domingo al lunes. El frente
de aire caliente que viene del norte de Àfrica, que se mantiene
estable entre los 1.000 y los 1.500 metros de altitud, está
provocando altas subidas de los termómetros en un incremento de
temperaturas que, unido a los altos índices de humedad relativa en
el ambiente, provocan un sensación de bochorno agobiante.
La ausencia de vientos fuertes hace que el aire se estanque y
que, por lo tanto, los índices de humedad se mantengan altos, así
que a las temperaturas, altas de por sí, hay que unirles el
denominado índice térmico de bienestar. Este parámetro, según
fuentes del centro territorial del Instituto Nacional de
Meteorología, significa que en las zonas húmedas la sensación de
calor que perciben los individuos puede llegar a ser cinco grados
más de lo que marcan los termómetros y en las zonas más secas el
diferencial oscila entre uno y dos grados.
Dicen los expertos que el ser humano tiene dificultades para
conciliar el sueño cuando las temperaturas nocturnas son superiores
a los 20 grados centígrados. No es extraño, por tanto, que muchos
mallorquines pasaran la noche en vela ya que las mínimas, durante
la madrugada de ayer, fueron superiores a los 23'6 grados
registrados en Porreres. En lo que respecta a las máximas tomadas a
lo largo del día, las temperaturas oscilaron entre los 37'3 grados
de Lluc o los 36'2 de Porreres y los 30'6 grados que se tomaron en
Portocolom.
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