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Claudia Schiffer y Tim Jeffries no asistieron anteanoche a la cena que ofreció Valentino en el Flanigan, aunque sí estuvieron en la picada a bordo del «Blue One», atracado en el pantalán del fondo. Poco antes de que los invitados del genio italiano se acercaran al restaurante, Claudia y Tim se desplazaron a Palma, a una cena que tenían en un restaurante del Passeig Marítim; luego fueron a tomar una copa a Pachá, donde les hicieron una foto frente al set de la discoteca con la condición de que no la publicaran.

Ayer por la mañana, poco antes de las once, Claudia, Tim y una pareja amiga de ambos aparecieron en Puerto Portals, aparcado el coche a pies de la plancha del «Blue One», donde les aguardaba Valentino. La ex top model vestía camiseta y pareo y calzaba sandalias, Tim llevaba mariol·lo blanco, pareo anudado en la cintura, gorra visera y un bolso, grande, en la mano. El aspecto de ambos, inmejorables, lo que evidencia que cuidan a tope sus respectivos cuerpos.

Por otra parte, está visto que el barco del diseñador transalpino es poco menos que una pasarela. Como uno tenga suerte y pille buen sitio en el muelle, observará que en él todo el mundo se exhibe, sobre todo si se queda en la plataforma de popa. Eso ocurrió ayer a medio día, donde, por cierto, no vimos a Valentino, y anteanoche, antes de la cena. Al rato, el yate puso dirección a Es Trenc donde pasaron todo el día, hasta el atardecer en que regresaron al puerto de partida. Para esta noche, Claudia y Tim han organizado una fiesta en casa de aquélla. De las flores se ha encargado su novio, que como siempre se ha puesto en manos de Verdísimo, la floristería del Port d'Andratx. Del menú, se supone, se ocuparía ella o doña Gudrum, su madre.