El sonido cautivante del saxofon, un guerrero místico con alas y
espada que invita a luchar o un retratista que pueda capturar las
emociones en unas líneas, dan oportunidades para salir de la rutina
y soñar. Ellos son, sin duda, una de las atracciones turísticas de
Palma. Deben ser muy pocos los que por algunos minutos o segundos
no se habrán detenido o disminuido el paso para saciar la
curiosidad por saber quiénes son, de dónde vienen y por qué están
ahí.
Missak pinta retratos y expone de lunes a viernes en la Plaça
Major. Durante el verano lo convierte en un trabajo con horarios
fijos. Salió de Armenia para titularse en Krasnodar, Rusia, como
profesor de dibujo artístico y lineal. Vino a Mallorca con su
esposa en viaje de luna de miel y decidieron quedarse para vivir su
sueño. «Nuestro objetivo era salir de Rusia porque teníamos una
profesión pero había poco trabajo y la paga no te daba para comer
carne ni una vez a la semana. Un día paseando con mi mujer por esta
plaza encontré a dos artistas y una de ellas era rusa, hablamos y
me contó que la Policía no decía nada y que si quería colocarme no
había problemas. Lo ideal es trabajar haciendo lo que te gusta y en
tu profesión. Aquí es bueno porque además no hay competencia».
Alexander es inglés. Ha pintado en las principales plazas de las
capitales europeas y lleva un año en Mallorca. Para él la Plaça
Major, más que un trabajo, es la posibilidad de desarrollar su arte
y encontrar sus modelos. Él tiene su estudio particular. «Los
retratos pueden costar cinco mil o puedo hacerlos gratis cuando
tengo interés en el modelo. Mi razón no es el dinero. Lo importante
para mí es mi arte».
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