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Sobre las cinco de la madrugada del miércoles los componentes de la banda musical de Pollença fueron llegando a la plaza Major y se situaron sobre un escenario. Como si fuera un acto litúrgico, los pollencins se abrazaron entre sí para escuchar el himno de l'Alborada y consiguieron que se hiciera silencio durante un rato, en contra de otros años que la gente de otros pueblos gritaba.

Este año la camiseta que llevan todos los pollencins era negra, tenía una foto y con grandes letras rojas se leía «Festes de la Patrona 2000». Como si se tratara de un via crucis la banda fue interpretando l'Alborada por diferentes lugares de Pollença y sobre las ocho de la mañana lo hizo en el Moll. Mientras, muchas las personas que estaban despiertas a esas horas se acercaron hasta Cala Sant Vicenç para zambullirse en el agua.

Los vendedores ambulantes «hicieron el agosto» con las pistolas de agua, ya que fue el método elegido por mucha gente para refrescarse en una noche muy calurosa. La otra manera que había de combatir las altas temperaturas, y que se está convirtiendo en tradicional, del día de l'Alborada, es dejar que te duchen con «mesclat». La popularidad de estas fiestas ha cruzado el Mediterráneo, ya que había varios grupos de gente de Barcelona, Madrid y Valencia.