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El Parado de Valldemossa celebra sus bodas de platino. Después de 75 años de historia, este grupo de folklore mallorquín continúa con la misma efervescencia y vitalidad de siempre. Corrían los años 20 y un grupo de jóvenes bohemios de la época con inquietudes musicales tuvieron la valentía de formar un grupo musical bajo el nombre de Es Llamparillas. Durante esta época, la pretensión de estos jóvenes no era otra que la de animar las fiestas que tenían lugar en el pueblo. Pero en 1925, las cosas cambiaron; cuatro miembros de los Llamparillas y un grupo de bailarines formaron El Parado de Valldemossa, organizado y dirigido por Tomeu Estaràs Lladó. Desde entonces comenzaron a trabajar con la intención de recorrer distintas localidades para aproximar la cultura mallorquina.

En los años 60, el turismo estaba en su mejor momento y algunas de las agrupaciones existentes abusaron de la comercialidad tanto del baile como de la música, con la finalidad de llegar a conseguir más fácilmente el aplauso. El Parado se mostró bastante reacio a esta situación, y se mantuvo en la misma ideología sin caer en la tentación de ir a por lo más fácil y más comercial. A partir de ese momento, el palacio del Rey Sancho de Valldemossa se convertiría en el escenario habitual de sus actuaciones.

La filosofía de este grupo se basa en la divulgación del folklore mallorquín. Además de las distintas actuaciones que llevan a cabo, han registrado discográficamente sus canciones provocando así el acercamiento a la sociedad mallorquina. Los miembros se han ido sucediendo generación tras generación, hecho que provoca la conservación casi intacta de la estructura de la agrupación. Esto facilita el aprendizaje de los distintos bailes, ya que son los propios padres los que enseñan a sus hijos. Mateixes, copeos, boleros y jotes son algunas de las piezas que más bailan.