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Una piscina azul, a rebosar de agua es, para el grupo de saharauis, lo más espectacular de su estancia en Mallorca. Son más de 30 niños sacados durante dos meses de su habitual infierno en el desierto, de una vida bajo el sol y sin más agua que la ofrecida por la ayuda internacional en camiones cisterna.

Los chavales de ocho a doce años venidos de los campos de refugiados del desierto del Sáhara acudieron ayer por la mañana a la diada acuática que se organizó en el Poliesportiu de Sant Ferran. Acompañados por las familias de acogida disfrutaron de todas las posibilidades que les ofrece la piscina. Catorce monitores de las Escoles Esportives organizaron diferentes juegos con material especial que hizo las delicias de los niños. Tras una hora en el agua pudieron descubrir nuevas maneras de contacto con el agua, la natación sincronizada y una demostración de los estilos de natación.