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JAIME LÓPEZ Les encanta. Es el ritmo discotequero por antonomasia de la década. Es el «bakalao». Para algunos resulta insoportablemente aturdidor. Pero para los más jóvenes, no hay fiebre del sábado noche que se precie de tal que no les machaque los oídos con el ritmo del pescado blanco. Ayer lo bailaron sobre tabla y cuatro ruedas.

Los que acudieron a las once de la mañana con sus monopatines al Palau Municipal d'Esports de Son Moix, o bien eran unos madrugadores pirados por la tabla de ruedas o pasan de la zona de Gomila. Por eso, la segunda jornada de las diades sobre ruedas, organizadas este fin de semana por la Asociación Cultural de Patines de Santa Catalina, empezó más bien fría. No en cuanto a las condiciones atmosféricas. El sol pegaba de lleno sobre las apenas veinte cabezas que, una hora antes del mediodía, subían, bajaban y retaban el vértigo poniéndose del revés sobre las ocho rampas semicirculares habilitadads en la explanada del Palau d'Esports.

Las acrobacias sobre el monopatín no empezaron a ser incesantes sino a partir de las cuatro de la tarde. La litrona del sábado noche había surtido su efecto sobre el sentido del equilibrio de los participantes vespertinos en la segunda jornada. Por eso, la práctica totalidad de estos acróbatas sobre tabla y ruedas llegó bastante tarde a una convocatoria que, según los responsables de la reunión, parece no hacer excesiva gracia a la Federación Balear de Patinaje "¿considerarán poco ortodoxa la modalidad?" ni a los responsables del ocio infantil y juvenil del Ajuntament que no está por la labor de crear una pista abierta "lo que los entendidos y aficionados llaman un skate park" en alguna de las muchas plazas, más o menos ajardinadas, remozadas del casco urbano palmesano.