Don Juan Carlos visitó el nuevo «Fortuna» en compañía del príncipe Felipe. FOTO: CLICK.

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En la madrugada del domingo entró el «Fortuna» en la base naval de Portopí, tras culminar un recorrido que había iniciado en la mañana del sábado en el puerto de Algeciras.

Como quien dice, el nuevo yate real, en el muelle que le han construido, más que atracar da la sensación de que se incrusta en el muelle. Entra de proa quedando a la vista sólo medio barco. Lo malo es que la portezuela por donde entra la Familia Real e invitados no queda a la vista. ¡Ya es mala pata, eh! Sobre todo para nosotros, mirones profesionales.

Pese a lo cual, desde primeras horas de la mañana divisamos un gran zafarrancho a bordo. Había que dejarlo en perfecto estado de revista, leíamos en el ambiente, pues el Rey, y seguramente su hijo, el Príncipe, que en la víspera había estado regateando en Palma, podrían pasar a visitarlo, que no a navegar en él, pues Dios les libre de que antes de la entrega oficial del buque por parte de los patrocinadores a Patrimonio "esta mañana" los Reyes osen ir, siquiera, hasta El Mago.

Y así fue. Sobre las once aparecieron en cubierta el Monarca y su hijo. ¡Click, click, click...! Fotos históricas por ser las primeras de ambos a bordo. Por espacio de unos minutos estuvieron hablando cerca del puente. Al rato aparecieron en la planta baja, el Príncipe yendo de popa hacia proa y el Rey por el interior. Luego, nada más. Poco a poco los escoltas que se habían instalado en los alrededores del hipermercado fueron yéndose, con lo cual el barco se quedó solo. Bueno, no, con dos sobre el muelle, mientras, en cubierta, unos seguían sacando lustre a los metales y otros brillo a los cristales, por cierto, completamente oscuros, que es lo mismo que decir impermeables.

Observamos que el nuevo yate tiene cierto parecido con el antiguo, aunque es casi el doble de grande y seguramente el doble de rápido que aquél, ante lo cual hay que plantarse una pregunta: ¿Cómo lo seguirán este año los escoltas? En el dragaminas, desde luego que no. Es excesivamente lento. En la lancha rápida, tampoco; puede fundir las bielas. Sólo queda el helicóptero. Pues ¡quién sabe!, porque solo, seguro, no lo dejan.