TW
0

Muchas personas se preguntan hasta qué punto son eficaces las vacunas y otros cuestionan la efectividad de la vacunación y advierten de los posibles efectos secundarios. La Lliga per a la Llibertat de Vacunació, cuyo vicepresidente, Xavier Uriarte, se encuentra en Palma invitado por «Néixer i Créixer», asociación de madres y padres para el desarrollo integral del niño, mantiene esta postura y defiende que el calendario vacunal debería ser personalizado si no hay una situación epidémica.

"¿Por qué no creen en la eficacia de las vacunas?
"Soy médico especialista en rehabilitación y estimulación precoz y provengo de una formación vacunalista y no es que esté ni en contra ni a favor, sino que soy partidario de dar toda la información y que se deje en manos de los padres la decisión de vacunar o no a sus hijos. Hace once años nos encontramos con un niño de un año y medio con muy buena salud que, a partir de comenzar a recibir la triple vírica (sarampión, rubeola y paperas), entró en una encefalitis y al cabo de un año y medio murió. Rellenamos una hoja, que supongo que aquí también funciona, de declaración de efectos secundarios de los fármacos y, a través del Servei de Farmacovigilància supimos que el efecto declarado de encefalitis y estado comatoso tenía una relación con la vacunación de la triple vírica.

No decimos que las vacunas sean la causa, pero sí que tienen relación con la aparición de efectos secundarios. Quiere decir que el organismo igual ya estaba sensibilizado.

A nivel internacional hemos contrastado nuestra teoría y hay gente que coincide con nosotros. De modo que, parece ser que ciertas vacunas dadas de ciertas formas y teniendo en cuenta distintos antecedentes no cumplen su primer objetivo de proteger a las personas, sino que pueden provocar efectos secundarios, lesiones postvacunales, etc.

"¿En qué aspectos se considerarían eficaces?
"Un elemento cierto es que la vacuna disminuye las enfermedades infecciosas. Un segundo elemento es el aspecto epidemiológico. Es cierto que en algunas épocas hubo una gran incidencia de enfermedades infecciosas, pero a partir de los años cincuenta han disminuido considerablemente, de tal manera que lo que era la primera causa de mortalidad, ha pasado a ser la quinta o la sexta, porque la incidencia es bajísima, es el caso de la polio, el tétanos, difteria, meningitis o hepatitis. Que existen, de acuerdo, pero su incidencia es muy baja.