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Can Barbarà, en la caleta del Mal Pas del Terreno, miraba a la bahía con una fisonomía muy diferente a la que hoy posee. Allí se levantaba la possessió de Can Barbarà que fue demolida en el año 1983. Su propietario era José Barbarà, consejero de importantes firmas bancarias y comerciales de reconocido prestigio. Barbarà y sus hijos, Pepe y Margarita, explotaron su finca instalando un hermoso establecimiento de baños al que concurría la élite de la sociedad. Dotaron al establecimiento de un servicio de duchas y mandaron plantar una pineda que sirviera de solarium y lugar de esparcimiento para los niños. También pensaron que sería provechoso excavar un talud para que el balneario contase con mayor capacidad. El resultado fue una terraza sumamente espaciosa sobre el mar. Allí había una «porxada» con un toldo del que colgaban unas cuerdas a las que algunos bañistas se asían para no ser «devorados» por un mar traicionero. Gabriel Estarellas, beneficiario de la Seu, fue quien bendijo el local.

En los años en que fue tomada esta foto "década de los cincuenta" aún los hombres y mujeres tomaban el sol separados y sumamente distantes se ubicaban los vestuarios para unos u otros. Sin embargo, grupitos de adolescentes y no tan jóvenes se reunían en la roqueta a la que se accedía con una decena de brazadas a «crowl». En aquella época se tumbaban en la roqueta, asidos al encanto de su juventud, gentes como Tummy Bestard, Cotito Ramírez, Pau Caballer, Kiko y Coco, María Antonia Rosselló, Kuchi Janer, Marita Ferrer o Lina Llompart. Eran aquellos días en que se preparaban los «guateques» de la tarde entre risas y chapuzones y se burlaba la vigilancia de las madres que tomaban el sol en la orilla, subidos en las embarcaciones que los habitantes de El Terreno tenían allí amarradas. Cuando desaparecieron «los baños de Can Barbarà», se enterraron muchos recuerdos. Allí se vivieron hermosas historias en traje de baño.