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El singular encanto de las casas adornadas de manera pintoresca con sus colgajos de pimientos rojos va muriendo lentamente. Resulta difícil ya encontrar mano de obra que se preste a los trabajos de enhebrar las ristras de pimientos que, durante unos quince días, permanecían colgadas en las paredes de las casas de los pueblos de nuestra isla como Pòrtol, Consell, Santa Maria, Llucmajor... Por tanto, es una imagen de ayer la que nos muestra el simpático momento en que las mujeres del campo sacaban las sillas de su casa sobre la acera para llevar a cabo el cometido de enfilar.

La elaboración del pimentón, casi exclusivamente artesanal, gozó de gran prestigio, en tiempos no muy lejanos todavía, en Mallorca. Las fábricas de pebre bord eran numerosas en la Isla y hace pocos años se vieron abocadas a sucumbir. Es lamentable que la elaboración del pimentón en Mallorca sea, en un futuro próximo, pura historia. Sin embargo, es una industria que desaparece y no por falta de demanda, pues el pimentón mallorquín es completamente puro y carece de aditivos.

Estéticamente, Planas & Planas lamenta lo mucho que cuesta encontrar en los pueblos casas con ristras, enfilalls de pebre vermell en sus paredes, puesto que el efecto que produce en el espectador la visión de las fachadas engalanadas con esos suntuosos vegetales colgantes es extraordinario. En la foto, un turista capta la extraña imagen. Ésa que pronto será testimonio mudo de otros tiempos.