La patronal del sector de la limpieza y los sindicatos intentaban,
al cierre de esta edición, alcanzar un acuerdo «in extremis» que
pusiera fin al conflicto bajo la mediación del Govern. Cuando todo
parecía perdido, y la huelga amenazaba con endurecerse, ambas
partes aceptaron sentarse a dialogar en la Conselleria de
Prèsidencia en una maratoniana sesión que seguía desarrollándose a
las 23 horas. El talante negociador había cambiado. El primer
intento de conciliación se registró pasadas las 19 horas de ayer,
cuando los sindicatos aceptaron una de las condiciones previas
impuestas por la patronal: cumplir los servicios mínimos en el
aeropuerto de Palma y los hospitales.
Ese gesto de buena voluntad se produjo en la reunión celebrada
en la Conselleria de Presidència entre algunos representantes de
Treball "Fernando Galán y Pere Moscoso" y los dirigentes
sindicales, Marino de la Rocha de USO, Manuel Pelarda de UGT, Pepe
Navarro y Juan Tenorio de CCOO. En ese momento, la situación era
especialmente tensa porque las amenazas de despidos por parte de la
patronal ya habían llegado a conocimiento de los sindicatos.
«No vamos a permitir que toquen a nuestra gente, y con ese
talante, lo único que van a conseguir es una agudización del
conflicto», dijo Pepe Navarro. Poco antes (a las 17 horas) los
sindicatos habían convocado a los medios de comunicación en el
salón de actos de CCOO para dar a conocer su postura tras lo
ocurrido ayer por la mañana en el aeropuerto de Palma.
«Han tenido que llamar a los hombres de Harrelson para que hagan
frente a un grupo de mujeres, esto es de auténtica vergüenza», dijo
Navarro, en directa alusión a la orden emanada de la Delegación de
Gobierno para que interviniera la unidad especial de la policía.
Los sindicatos cargaron las tintas contra Catalina Cirer por su
intervención en la huelga con la designación de servicios mínimos
que calificaron de «absolutamente abusivos».
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