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Se admite que actualmente por cada jubilado europeo hay cuatro personas en edad laboral, y aunque la proporción no es exactamente la ideal "debería ser algo más alta" sí resulta suficiente como para mantener los regímenes de pensiones. Lo peor del caso es que un informe de Naciones Unidas hecho público esta semana establece sin ningún género de dudas que dentro de 50 años, sólo habrá dos trabajadores por cada pensionista, lo que obviamente conduciría a la quiebra de la mayoría de programas sociales. A juicio de los expertos de la ONU, la mejor solución para este problema, originado por el descenso de la natalidad y el aumento de la longevidad de la población, es abrir las puertas a millones de inmigrantes que conformarían una masa laboral capaz de sostener el sistema de seguridad social. En opinión de dichos expertos, Europa necesitará 674 millones de extranjeros en 50 años para mantener las pensiones. Muchos son, tantos que probablemente inducirían un verdadero cambio en la forma de vida de este continente. Sensibles "o cuando menos inquietos" ante semejante perspectiva de inmigración masiva, los hay que persiguen otras soluciones teóricas. Sería el caso de aquéllos que buscan resolver la cuestión aumentando hasta bien pasados los 70 la edad de jubilación. Programas de aumento paulatino de la edad de jubilación ya están en marcha, por ejemplo, en Estados Unidos, en donde será ya de 67 años en el año 2015. La verdad es que frente a las posturas extremas de algunos que cifran la edad de jubilación es los 77 años y la de esos otros que pregonan la necesidad de cuotas tan altas de inmigración, parece prudente pensar en una solución "amén de otras posibles" híbrida, que al tiempo que no pone trabas a una inmigración suficiente, propicia al retraso en la edad de jubilación. Pensemos también, a la hora de evitar dramatismos en los que algunos ya han incurrido, que el lógico descenso en la demografía "España por ejemplo, perderá unos 10 millones de habitantes en los próximos 50 años" contribuirá decisivamente a mitigar un problema que ahora se agiganta.