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ELENA BALLESTEROS El tradicional 'Pi de Sant Antoni', que permanecía en la Plaça Vella de Pollença desde que, coincidiendo con la fiesta de Sant Antoni, los mozos mostraran su bravura alcanzando su punta, fue troceado ayer tal y como manda la tradición.

La retirada del pino marca el fin de una época festiva y el inicio de un período de abstinencia que dará paso en agosto a la pólvora y la juerga que traen los moros y cristianos de la localidad. Pollença vive cada año un período festivo cíclico en el que las tradiciones, paganas y cristianas, se mezclan y relacionan a través de toda serie de símbolos. Entre ellos, el pino marca un punto culminante. Su madera servirá el próximo 12 de agosto para tallar las espadas que abrirán el combate de la fiesta de los moros y cristianos.

Pollença, con su último símbolo pagano fuera de la plaza, entra en la Cuaresma como cada año, el Miércoles de Ceniza. A las siete de la mañana se congregaban ayer los primeros curiosos para ver cómo Toni Amengual, a quien todos llaman Toni dels Rafals, procedía a cortar el pino, que caía a plomo pasadas las ocho de la mañana ante muchas miradas atónitas.