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Los disfraces de los niños y niñas de Inca esperaban desde el pasado jueves, en los armarios de casa, para salir a la calle, y es que este año la 'semana blanca' escolar ha hecho que el Ajuntament d'Inca tomara la decisión de retrasar la Rueta, que, en lugar de celebrarse el Dijous Llarder, hizo su 'desfilada' ayer, cerrando así las fiestas del Carnaval.

La espera valió la pena porque las calles de Inca se llenaron ayer de color y de la inocencia de los más pequeños.
Los colegios de Inca son los que ponen el verdadero ambiente a esta fiesta de Carnaval. Las comparsas escolares lucieron sus mejores galas y la imaginación fue uno de los principales componentes.

Cupidos, racimos de uvas o un gran mar azul fueron una muestra de la imaginación de cada uno de los profesores organizadores. Otras comparsas fueron desfilando, animadas por la música bulliciosa de algunos grupos musicales.

De pronto las calles se vieron invadidas por una manada de conejos y un gran bosque de setas, y, como es natural, no faltaron los payasos ni las fichas del dominó o la baraja de cartas.

Los padres y resto de familiares cumplían ayer una importante misión: dejar plasmado el momento en una instantánea fotográfica o en una cinta de vídeo.
Los verdaderos protagonistas fueron los más pequeños, algunos de ellos resistiéndose incluso a abandonar su chupete, y es que la fiesta gusta a todos, grandes y pequeños. Todos juntos llegaron hasta la plaza de Mallorca, en donde se celebró el fin de fiesta, amenizado por el grupo infantil Spaghetti, que gustó a todo el mundo. Por la noche, el ya tradicional Entierro de la Sardina puso el punto y final al Carnaval del 2000.