Montserrat Alcaraz y Martí Prats piensan que se trata de una idea audaz, valiente e innovadora. Foto: JULIÁN AGUIRRE.

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En un tablón informativo de la Biblioteca Pública de Mallorca vemos un cartel que anuncia «Lectores. Lecturas a domicilio», y un teléfono. Intrigados, decidimos hacer una llamada. «Nos ofrecemos para hacer lecturas a domicilio a personas mayores, convalecientes o con problemas de visión», nos dice Montserrat Alcaraz, licenciado en Filosofía, poeta y hombre ligado a todo tipo de iniciativas culturales desde hace varios años. Su amigo "y compañero en esta aventura" Martí Prats, también filósofo y escritor, piensa que se trata de «una idea audaz, valiente e innovadora».

Ambos jóvenes, al igual que otros muchos licenciados, se encuentran a menudo con trabajos en precario, poco adecuados a su formación, y malas condiciones laborales. La idea de trabajar en esta peculiar actividad de lectura surgió a los postres de un cena entre amigos "que es cuando suelen surgir las mejores ideas", al pensar en un trabajo que pudiera ser gratificante para quien lo realice y a la vez beneficioso para la sociedad. «Nuestras herramientas de trabajo son nuestra voz, un libro y un diccionario», dice Montserrat. De momento han recibido dos llamadas de gente mayor con problemas de visión, y una para contar cuentos. «Creemos que las expectativas son buenas, e incluso nos gustaría, en un futuro, llegar a constituirnos como un servicio social más del Ayuntamiento o de la Conselleria de Cultura», afirma Martí.

A este respecto, tienen solicitada una entrevista con el conseller de Cultura, Damià Pons. En definitiva, señala Montserrat, «pretendemos que nuestros oyentes no sólo conozcan, sino que comprendan y amen la literatura, porque creemos en el viejo ideal ilustrado de que el conocimiento nos hace más libres».

Escuchando a Montserrat y a Martí, comprobamos que, afortunadamente, todavía existen personas que creen en el valor y en el poder de la palabra. El precio es de 1.250 la primera hora, y las siguientes, mil cada una.