Los alumnos de ocho colegios de Inca protagonizaron la manifestación por la paz. Foto: TOMEU GARCIES.

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Los escolares de Inca salieron ayer por las calles de su ciudad para clamar por un mundo más tolerante y solidario, coincidiendo con la celebración del Día Mundial de la Paz y la No Violencia.

Al acto, que convocaba por segundo año consecutivo el Colegio Público Ponent, acudieron 2.000 niños y niñas que participaron de la música y la fiesta.
Hubo tiempo para el silencio, en recuerdo de los países que viven la guerra, y para el juego, en un intercambio de ilusiones que desembocó en una suelta de palomas.

La manifestación partió a las diez de la mañana de la Gran Via Colom, encabezada por una gran pancarta en la que la palabra Paz aparecía difuminada por el nombre de los ocho centros escolares inquers que respondieron a la convocatoria.

Globos, pancartas y palomas de papel se confundían entre las manos de los chavales, que participaron activamente de esta jornada de apuesta por la paz.
A su paso por el Ajuntament, el alcalde, Pere Rotger, se unió a la comitiva y recordó a los más pequeños que la paz no debe ser una simple palabra sino que tiene que convertirse en un hecho, y explicó que la tolerancia es una semillita que los chicos y chicas llevan dentro.

Una alumna del colegio La Salle leyó una manifiesto en la Plaça de Santa Ana. Habló de la necesidad de ser más tolerantes y respetar a las personas.