TW
0

Ayer por la mañana, día soleado, por cierto, cayó en mis manos la revista «OK!», en cuya portada aparece nuestra amiga Zeta Jones anunciando que en las páginas del interior, en exclusiva mundial, hablará de su vestido de novia, de las joyas que le ha regalado Michael, de la iglesia en donde le gustaría casarse, de la familia... de muchas cosas más. Como mi inglés es pésimo, sobre todo el leído, y la redacción del 'Daily', por ser domingo, está cerrada, agarro la revista y me voy a la playa, donde me encuentro con Laura, una bella inglesita a la que le pido que me traduzca.

Catherine, que en la portada aparece como una Barbie, habla, efectivamente, del anillo de prometida que le regaló Michael cuando todavía no había conseguido el divorcio de Diandra "que le costó, dice 'OK!', doscientos millones de libras" y por el que pagó medio millón de libras. Claro que es una virguería de sortija a base de diamante gordo rodeado de 20 pequeños «pedrusquitos», con diseño al estilo de los años 20.

En cuanto al vestido de novia, dice Zeta que le gustaría que se lo hiciera un modisto galés y que tuviera cierto aire romántico, y que fuera largo y blanco, poco más o menos como el que luce ella. ¿Que si se casarán en s'Estaca? Ella dice que le gustaría casarse en una pequeña iglesia del sur de Gales, templo que aparece en las páginas de la citada revista británica, y que a s'Estaca, que ya conoce por haber estado en ella en dos ocasiones, regresará siendo la señora Douglas.

Por lo demás, 'OK!' muestra fotos de la fiesta en que él pidió casarse con ella; fotos en las que la pareja aparece con el viejo Kirk Douglas, escuchándole con gran atención; fotos de los padres de ella; de la casa donde viven éstos; de ella cuando hizo la Primera Comunión; de s'Estaca vista desde el aire... En fin, que 'OK!', como acostumbra, se marca un buen tanto esta semana. Sin embargo, servidor, fan de la página web de Michael Douglas, sigue aguardando la próxima, a ver lo que cuenta sobre el lugar de la boda. O a lo mejor resulta que contesta a las preguntas que le hice, porque... ¡qué sé yo!, todo es posible.